Soluciones

La dimensión del problema: La tragedia humana. En México la obesidad y la diabetes han alcanzado proporciones tales que llevaron al gobierno mexicano a declarar emergencias epidemiológicas por estas enfermedades. El 70% de los adultos y el 30% de los niños presentan sobrepeso u obesidad, se estima que el 14% de los adultos sufren diabetes, casi la mitad de ellos no lo saben. De los que tienen conocimiento que sufren esta enfermedad, solamente la mitad se atienden y de éstos solo la mitad lleva un control adecuado de su glucosa. Las consecuencias son catastróficas, si en el año 2000 se alcanzó la cifra de 46 mil personas que murieron a causa de la diabetes, para el 2016 fueron más de 106 mil personas las que fallecieron a consecuencia de esta enfermedad.

Las políticas recomendadas para la prevención de la obesidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), así como diversas instituciones y organizaciones internacionales y nacionales recomiendan una serie de políticas para prevenir la obesidad, entre las que destacan, principalmente: establecer etiquetados en el frente de los alimentos y bebidas que permitan a los consumidores obtener información de manera muy sencilla para realizar elecciones más saludables, bajando el consumo de azúcar, sodio, grasas y calorías; prohibir la publicidad y mercadeo de alimentos y bebidas no saludables que llega a los niños; garantizar la presencia exclusiva de alimentos saludables y agua para beber en las instituciones educativas; establecer cargas fiscales, impuestos, a bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido calórico, destinando los ingresos a la prevención de estas enfermedades, el acceso a agua para beber y mejorar las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables.

La captura de la política contra la obesidad por la industria.  El etiquetado frontal en alimentos y bebidas, así como la regulación de la publicidad a alimentos y bebidas dirigida a la infancia, dos de las políticas más importantes para enfrentar las epidemias de obesidad y diabetes, fueron desarrolladas por Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). Tanto cartas de la OMS/OPS a la Secretaría de Salud y a la propia COFEPRIS, así como respuestas a solicitudes de acceso a la información e investigaciones publicadas recientemente, demuestran que estas regulaciones fueron realizadas por COFEPRIS en contubernio con la industria, al tiempo que esta institución excluyó a los institutos nacionales de salud, a la propia Academia Nacional de Medicina y a las organizaciones civiles que desde hace años trabajan el tema. La recomendación internacional y nacional para la elaboración de cualquier política pública es que debe excluirse de ella a cualquier persona u organismos que tenga un tercer interés, es decir, evitar el conflicto de interés. En el caso mexicano existe evidencia documental de que la COFEPRIS sirvió a la gran industria de alimentos y bebidas para que establecieran estas regulaciones a su gusto, es decir, evitando que éstas afectaran sus ganancias.

Una política integral dirigida a la salud pública. La política pública contra la obesidad debe ser diseñada sin la intervención de intereses ajenos a la salud pública, debe estar dirigida por los institutos que el propio Estado ha constituido para proveer la evidencia científica para la elaboración de esa misma política pública, así como con la participación de instituciones como la Academia Nacional de Medicina y organizaciones de la sociedad civil que han realizado estudios y propuestas para enfrentar estas epidemias.

Requerimos un etiquetado similar al que se ha establecido en Chile y una prohibición total de la publicidad de alimentos y bebidas no saludables que está llegando a los niños por muy diversos medios y usando distintas herramientas de engaño y manipulación, además de que es urgente sacar estos productos de las escuelas como lo establece la ley.

Estas regulaciones deben ser parte de una política integral contra la obesidad que mantenga los mismos criterios nutrimentales para el etiquetado, la publicidad, las escuelas y las medidas fiscales.

Hemos perdido ya tres sexenios con políticas que no son más que simulaciones. El futuro de nuestros niños puede ser aún más catastrófico. De continuar estas tendencias, uno de cada dos niños mexicanos nacidos a partir del año 2010 va a desarrollar diabetes a lo largo de su vida.

Las propuestas de políticas públicas contra la obesidad y la diabetes están sobre la mesa, se cuenta con los equipos expertos y los estudios para un diseño eficiente de las mismas. Se requiere que estas políticas se establezcan con los más altos estándares de transparencia y criterios para evitar la interferencia de los intereses económicos. Se requiere de instituciones y funcionarios que tengan el compromiso de actuar en beneficio del interés público. Queremos que los candidatos a encabezar la siguiente administración se definan frente a estas políticas y declaren si seguirán entregándolas a los intereses económicos, a las grandes corporaciones, o atenderán las recomendaciones de los órganos internacionales y nacionales expertos en salud pública.